jueves, 18 de febrero de 2010

Ensayos sobre la teoría marxista del valor (parte I)

Notas sobre los ensayos de I.I.Rubin.

Introducción

Existe una conexión conceptual estrecha entre las teorias económica y sociológica (ie. materialismo histórico) de Marx. Ambas comparten el mismo punto de partida: el trabajo como elemento básico de la sociedad humana. Las actividades concretas de los hombres en el proceso de producción técnico-material presuponen relaciones de producción concretas entre ellos, y viceversa. El objetivo final de la ciencia es entender la economía como un todo, pero como método de trabajo debe primero separar, por medio de la abstracción, dos aspectos diferentes: el técnico (fuerzas productivas) y el socioeconómico (relaciones de producción). Ambas teorías de Marx giran en torno al mismo problema básico: la relación entre las FPs y las RPs, el arreglo de las RPs a las FPs que hace posible -aunque dentro de ciertos límites progresivamente más restrictivos que dan lugar al creciente conflicto- el proceso de reproducción material de la sociedad. Aplicando este enfoque metodológico general a la sociedad capitalista obtenemos la teoría económica de Marx, su economía política. Esta teoría no analiza el aspecto técnico-material del proceso de producción, sino su forma social, la totalidad de RPs que configuran la "estructura económica" del capitalismo; las FPs están incluídas solo como un presupuesto, un punto de partida, y son tomadas en consideración únicamente en tanto resulten indispensables para el tema principal del análisis. Esta distinción define a la economía política como una ciencia social e histórica, que entre el policromático caos de la vida económica, con su combinación imbricada de métodos técnicos y relaciones sociales, dirige nuestra atención precisamente a aquellas relaciones sociales que se dan en el seno del proceso productivo: las RPs. Finalmente, no debemos olvidar que la política económica presupone una formación económica concreta de la sociedad, el capitalismo, y que, consecuentemente, debe ante todo brindarnos las RPs que son específicas a tal formación, las cuales desarrolla Marx en su teoría del fetichismo de la mercancía.

Bases objetivas del fetichismo de la mercancía

La característica distintiva de la economía mercantil es que la producción es llevada a cabo por productores de mercancías independientes, comprometidos únicamente con sus propios intereses. Así, la producción no es administrada directamente por la sociedad. Por otro lado, cada productor fabrica mercancías, productos que no son para su propio consumo sino para el mercado, para la sociedad. Esta división social del trabajo une a todos los productores en un sistema unificado de partes mutuamente relacionadas y condicionadas. De tal modo la sociedad regula indirectamente la actividad de los hombres, siendo que la circulación de bienes en el mercado, la suba y la caída de sus precios, conduce a cambios en la asignación de recursos, de la actividad laboral de los productores autónomos, de su entrada a y salida de ciertas ramas de la producción, en una palabra, de la redistribución de las FPs en la sociedad. El trabajo del individuo solo se afirma como parte del trabajo de la sociedad por intermedio de las relaciones que el intercambio establece directamente entre productos e indirectamente entre sus productores. Entrando en RPs con sus compradores, un productor es en realidad conectado, por una densa red de RPs más o menos indirectas, con otros innumerables agentes económicos: todos los compradores del mismo producto, todos los productores del mismo producto, sus proveedores de medios de producción, etc. En último análisis, con toda la sociedad. Además, ya en el mismo proceso de producción debe tener en consideración la condiciones y expectativas del mercado; es decir que incluso su actividad productiva es influenciada indirectamente por la actividad productiva de los otros productores.

Como el intercambio de bienes influye sobre la actividad laboral de los productores, la producción y el intercambio representan dos componentes de la reproducción inseparablemente vinculados, aunque específicos de la economía mercantil-capitalista. El intercambio nos interesa en tanto forma social del proceso de reproducción, no como mera fase que alterna con la producción. Este rol del intercambio como un componente imprescindible del proceso de reproducción significa que un miembro de la sociedad solo puede influenciar la actividad productiva de otro a través de cosas (entendidas como productos del trabajo). En la sociedad mercantil, la cosa no aparece únicamente como un misterioso jeroglífico social sino también como un intermediario de las relaciones sociales. La circulación de estas cosas, sus movimientos de precios, están inseparablemente conectados al establecimiento y realización de las RPs entre los individuos. Si las cosas velan las RPs subyacentes es precisamente en la medida en que estas RPs solo tienen lugar a través de la relación entre aquellas cosas. Por ende, la circulación de cosas no se limita a expresar RPs entre los hombres, sino que las crea. Tanto la concepción que asigna relaciones sociales (valor, dinero, capital) a las cosas per se (ie. a sus propiedades materiales o naturales), como la concepción opuesta que las ve como meros símbolos o signos de las relaciones sociales de producción, son incorrectas de acuerdo a Marx. La cosa adquiere la propiedad social no por sus propiedades materiales sino gracias a aquellas RPs que habilita -y no solo simboliza- en la economía mercantil.

El proceso productivo y su forma social

Hay una conexión estrecha entre la producción de bienes materiales y la forma social en que ésta es llevada a cabo, es decir, la totalidad de RPs entre los participantes. Esta totalidad de RPs se adapta a una situación dada de las FPs, que a la vez posibilita dentro de ciertos límites. En una sociedad con una economía regulada, por ejemplo una economía socialista, las RPs son establecidas concientemente para garantizar un curso regular de producción de acuerdo a un plan determinado. Obviamente, los cambios en el proceso material de producción pueden conducir a cambios inevitables en el sistema de RPs, pero estos cambios tienen sitio dentro del sistema y son implementados por sus propias fuerzas internas, por sus cargos administrativos. Tenemos un ejemplo de tal clase de organización de las RPs en la economía capitalista en la organización del trabajo dentro de una empresa (división técnica del trabajo), en oposición a la división del trabajo entre empresas privadas (división social del trabajo). La RPs entre los agentes son organizadas con anticipación con el propósito de la producción de cosas (y no por intermedio de cosas). El producto se mueve a lo largo del proceso productivo sobre la base de las RPs existentes entre los productores, pero este mismo movimiento no crea tales relaciones, que son en cambio preestablecidas en forma relativamente permanente de acuerdo a las necesidades estimadas del proceso material y técnico de producción.

Al contrario, en el mercado un producto pasa de un individuo a otro no sobre la base de RPs establecidas de antemano entre ellos, sino en virtud de la compra-venta, del intercambio de equivalentes, que se limita a la transferencia de cosas. La totalidad de RPs no consiste aquí en un sistema uniforme de interconexiones más o menos permanentes y predeterminadas, con individuos determinados, sino en la conexión de cada productor individual con el mercado indeterminado, al que entra en un punto de una secuencia de transacciones individuales que lo vincula temporalmente con tales o cuales productores. Cada fase de esta secuencia corresponde aproximadamente al avance del producto por las distintas etapas del proceso productivo, que aquí ocurre como efecto del pasaje entre unidades de producción privadas que intercambian voluntariamente equivalentes. Redondeando, este tipo de RPs difiere de las de tipo planificado en los siguientes particulares:

* son establecidas voluntariamente entre los participantes, en forma de transacciones privadas que obedecen a móviles individuales.

* conectan a los participantes por un tiempo breve, aunque esas transacciones momentarias y discontinuas, tomadas como un todo, tienen que mantener la constancia y continuidad del proceso social de reproducción (como las FPs y las RPs no se armonizan en avance, deben ajustarse entre sí sobre la marcha, durante las numerosas transacciones simples en que se descompone la vida económica, o inevitablemente divergirán, lo que en tiempos de crisis llega a resultar catastrófico).

* conectan a los participantes unicamente para el intercambio de cosas. La relación social adquiere la forma de una igualación entre cosas.

En esencia, la conexión entre el proceso material de producción y las RPs tiene el mismo carácter en una sociedad capitalista estratificada en clases, en la que los diferentes factores de producción (medios de producción, fuerza de trabajo y tierra) pertenecen a diferentes clases sociales (capitalistas, obreros y terratenientes, respectivamente) y así adquieren una forma social determinada de la que carecen en el marco de otras formaciones sociales. El proceso de producción no puede comenzar hasta que una RP directa se establezca entre individuos particulares de las tres clases, concentrando los factores técnicos de producción en una unidad económica única bajo la dirección del capitalista. Esta combinación de factores es indispensable en todas las formas sociales de la economía, pero la manera específica en que se consuma distingue las distintas formaciones. Podemos imaginar una sociedad feudal, en la cual la tierra pertence al señor, y el trabajo y los medios de producción -de naturaleza primitiva- pertenecen al siervo. Aquí, una relación social de subordinación y dominación entre señor y siervo antecede y hace posible la combinación de los tres factores de producción. En la sociedad capitalista, donde estas relaciones permanentes y directas no existen, deben ser establecidas en una forma que es habitual para los propietarios de mercancías, a saber, la compra-venta. El capitalista compra del obrero el derecho a usar su fuerza de trabajo y del terrateniente el derecho a usar su tierra. El estatus de cada uno en el proceso no es determinado por reglas políticas o tradicionales sino por su propiedad de cada tipo de mercancía: el capitalista lo es en virtud de la posesión de los medios de producción, el obrero de la fuerza de trabajo y el terrateniente de la tierra. Esta conexión íntima de las RPs con el movimiento de cosas en el proceso material de producción conduce a una "cosificación" (reification) de las RPs.

Cosificación de las RPs y personificación de las cosas

Como vimos, en la sociedad mercantil-capitalista individuos separados aparecen relacionados entre sí por determinadas RPs, no como personas que ocupan un lugar en el proceso productivo social sino exclusivamente como propietarios de determinadas cosas, como representantes sociales o personificaciones de estas cosas. Como la posesión de tales cosas es una condición para establecer la RP, pareciera que la cosa posee dicha capacidad por sí misma. Por ejemplo, la cosa posee la capacidad de intercambiarse, el valor, o, de ser capital, o de ser renta o interés. Recapitulando, por un lado (i) las cosas adquieren una forma social particular, es decir, las RPs se materializan o cosifican en ellas, y, por el otro, (ii) los participantes establecen RPs como personificaciones de tales cosas, en virtud de la forma social de ellas. A primera vista, ambos procesos (i) y (ii) parecieran ser mutuamente excluyentes, por cuanto la forma social de la cosa es resultado de las RPs entre los participantes, a la par que las mismas RPs solo pueden ser establecidas en presencia de estas cosas con forma social. La contradicción se resuelve viendo ambos fenómenos como partes de un proceso continuo y recurrente de reproducción en el que cada eslabón es resultado de uno previo y causal de uno subsiguiente.

La cosificación de las formas sociales (valor, dinero, capital, ganancia, renta, interés, etc) aparece como el resultado de un largo proceso histórico-social, a través de la constante repetición y sedimentación de las RPs de un mismo tipo. Solo en determinado nivel de desarrollo, después de una reiteración frecuente, y no antes, estas RPs dejan su sedimento en forma de ciertas características sociales fijadas a la cosa, de tal modo que subsisten "adheridas" a ella aún luego de interrumpidas. Cuando la forma dominante de manufactura era artesanal, un productor podía seguir considerándose a sí mismo un "maestro artesano" que había expandido su industria, incluso cuando en la práctica se tratara ya de un capitalista que vivía del trabajo asalariado de sus obreros. Aún no consideraría su ingreso como una ganancia o beneficio emanado del capital, ni sus medios de producción como capital. Asimismo, debido a la economía agraria dominante en la producción precapitalista, el interés no fue visto al principio como una nueva forma de ingreso, sino como una especie modificada de renta. Por otra parte, hay que tener presente que esta transformación de las RPs en propiedades sociales objetivas de las cosas es un hecho distintivo de las economías mercantil-capitalistas, siendo que en ellas las RPs se establecen a través de cosas.

La presencia de una cosa con una forma social fija, en las manos de una persona dada, le induce a participar en determinadas RPs, le informa de su carácter social particular. Así, la cosificación de las RPs aparece complementada por la personificación de las cosas, se convierte en un poderoso medio de presión que moldea las motivaciones del productor de mercancías, lo insta a adaptar su comportamiento al tipo de RPs dominantes en la sociedad, otorgando al sistema económico mayor durabilidad, estabilidad y regularidad. La forma social de las cosas puede condicionar los lazos productivos entre las personas solo porque ella misma es ya una expresión de los lazos productivos sociales (repetimos, la aparente contradicción se resuelve en proceso dialéctico, ininterrumpido del proceso de reproducción material).